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viernes, 5 de enero de 2018

Medalla Centenario Campaña de Tarapacá

Campaña de Tarapacá

Centenario Campaña Tarapacá Centenario Campaña Tarapacá Eleuterio Ramirez

Descripción Medalla

Anverso: En el contorno TENIENTE CORONEL ELEUTERIO RAMIREZ. Bajo este, el busto del militar caído en la batalla de Tarapacá
  
Reverso: Representación de la Batalla de Dolores o San Francisco, basado en una ilustración de 1904. En el exergo CENTENARIO DE LA/ CAMPAÑA DE TARAPACA/ 1879 - 1979.
  
Grabador: Carrizo
Metal: Bronce - Ф 40mm - 38,5gr.

Campaña de Tarapacá:

Conquistado el mar por la Armada chilena, se dio inicio a la campaña terrestre con la finalidad de controlar el territorio al norte de Iquique y dividir a las fuerzas aliadas. Esta se llevo a cabo entre noviembre y diciembre de 1879, terminado con una victoria para el ejercito chileno al lograr el control total de la región y la ocupación de Iquique. 

El Desembarco en Pisagua y la Batalla de Dolores

Chile inició su ofensiva terrestre para invadir el sur de Perú y el litoral boliviano, la campaña comenzó el 2 de noviembre de 1879 con el desembarco chileno en Pisagua, un puerto clave en el departamento de Tarapacá. A pesar de la resistencia de las fuerzas aliadas peruano-bolivianas, las tropas chilenas lograron tomar el puerto, estableciendo una cabeza de playa para el avance.

Avanzando tierra adentro, las fuerzas chilenas se encontraron con el ejército aliado en la Batalla de Dolores (también conocida como San Francisco), el 19 de noviembre. En este enfrentamiento, las tropas chilenas se impusieron, obligando a las fuerzas aliadas a retirarse. Sin embargo, un giro inesperado ocurrió cuando el presidente boliviano Hilarión Daza, a cargo de una división boliviana que venía a apoyar a las fuerzas peruanas, ordenó la retirada, dejando al ejército peruano en una posición vulnerable.

La Batalla de Tarapacá

Tras la Batalla de Dolores, las fuerzas peruanas se habían retirado a la quebrada de Tarapacá, un área naturalmente defensiva, para reagruparse y esperar refuerzos. Las tropas chilenas, confiadas por sus victorias previas y subestimando el número y la moral de las fuerzas peruanas, planearon un ataque por sorpresa para "barrer" con los restos del enemigo.

El mando chileno creyó que solo se enfrentaría a unos 1.000 soldados peruanos desmoralizados, cuando en realidad las fuerzas peruanas contaban con cerca de 4.500 a 6.000 hombres, bien posicionados en las alturas de la quebrada.

Las fuerzas y los comandantes

Fuerzas chilenas: La división chilena que atacó estaba al mando del coronel Luis Arteaga, y se componía de aproximadamente 2.300 hombres. Entre los comandantes más destacados estaba el teniente coronel Eleuterio Ramírez, líder del Regimiento 2° de Línea, quien se convertiría en una de las figuras más recordadas de la batalla.
Fuerzas peruanas: Las fuerzas peruanas, superiores en número, estaban al mando del general Juan Buendía, con el coronel Belisario Suárez como jefe de Estado Mayor. Sin embargo, en el campo de batalla, la figura clave fue el coronel Andrés Avelino Cáceres, cuyo liderazgo y decisiones tácticas fueron cruciales para la victoria peruana.

El desarrollo del combate
El plan chileno era un ataque coordinado de tres columnas que descenderían por la quebrada para cercar a las fuerzas peruanas. Sin embargo, el factor sorpresa se perdió. Los peruanos avistaron a las tropas chilenas y se prepararon para el combate.

El combate comenzó a primeras horas de la mañana. La división de Eleuterio Ramírez avanzó por el centro de la quebrada, pero fue recibida por un intenso fuego desde las alturas. Las tropas peruanas, hábilmente posicionadas por Cáceres, sorprendieron a los chilenos, que se vieron atrapados en el fondo de la quebrada.

La batalla se convirtió en una lucha feroz y caótica. Las tropas chilenas, desorganizadas y con escasez de municiones, lucharon con valentía, pero sufrieron numerosas bajas. Se destacaron actos de heroísmo en ambos bandos. Por el lado chileno, la figura de Eleuterio Ramírez, quien murió en combate liderando a sus hombres, y el subteniente Telésforo Barahona, que cayó defendiendo el estandarte de su regimiento. Por el lado peruano, la tenacidad y liderazgo de Andrés Avelino Cáceres fueron decisivos para mantener la ventaja.

Después de casi diez horas de combate, las fuerzas chilenas, agotadas y sin municiones, se vieron obligadas a retirarse de forma desordenada. A pesar de la victoria peruana, las fuerzas de Buendía no persiguieron a los chilenos, ya que ellos también estaban exhaustos y carecían de suministros y municiones para un nuevo asalto.

Consecuencias
La batalla de Tarapacá fue una clara victoria táctica para Perú. El ejército chileno sufrió una importante derrota, con un gran número de muertos y heridos (se estima que un 30% de la división de Arteaga), la pérdida de estandartes y de material bélico.

Paradójicamente, la victoria táctica peruana no cambió el curso de la guerra. La falta de suministros y la imposibilidad de sostener la posición obligaron al ejército peruano a abandonar la provincia de Tarapacá y marchar hacia Arica. Esto permitió a Chile consolidar su control sobre el departamento, una región crucial por sus riquezas salitreras, lo que le dio una ventaja económica y estratégica innegable para el resto del conflicto.

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